Dado el interés que han despertado los contenidos que hemos publicado recientemente sobre la cirugía mitral con incisión mínima, vamos a concretar hoy cuáles son los beneficios de aplicar estas técnicas a los pacientes que se someten a una intervención de cirugía cardiovascular.
La principal diferencia de la cirugía mínimamente invasiva respecto a la cirugía cardiaca convencional (o tradicional) consiste en que se evita la esternotomía media (sección completa del esternón). Esta se sustituye por pequeñas incisiones.
Aparentemente, parece que el beneficio viene dado por la reducción de herida, a nivel estético, pero las ventajas van mucho más allá. No se trata únicamente de “reducir centímetros de cicatriz”, sino que los beneficios de la aplicación de estas técnicas van mucho más allá, a varios niveles.

Desde el punto de vista de la recuperación, se acorta mucho su duración y complejidad, lo cual conlleva una reducción de algunos de los problemas que se pueden presentar en este periodo, así como una más rápida reanudación de la vida cotidiana de los pacientes (vida habitual, familiar, trabajo,…), lo cual suele ser una de sus mayores preocupaciones.
Muy relacionado con esta mejor evolución postoperatoria, es de destacar el hecho de que los niveles de molestia-dolor en los días siguientes a la intervención se reducen drásticamente con la cirugía mínimamente invasiva, por la menor agresión sobre la pared torácica.
Además, a un nivel más técnico, se ha observado una menor tendencia a la hemorragia (sangrado postoperatorio) lo cual conlleva varios efectos beneficiosos, ya que reduce los problemas derivados de la anemia que puede producirse tras un sangrado de este tipo (síntomas como mareos, debilidad, recuperación más lenta y molesta) y, además, disminuye las necesidades de transfusión sanguínea, lo cual tiene también su relevancia.