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Técnicas de cirugía mitral
En el artículo “¿Qué es la reparación mitral?” explicamos uno de los enfoques de la cirugía mitral: la plastia o reparación de la válvula. Como comentábamos, con esa técnica corregimos el defecto de la función mitral, ya sea estrechamiento (estenosis) o, con más frecuencia, regurgitación (insuficiencia mitral) mediante diferentes maniobras que nos permiten recuperar una correcta función valvular sin necesidad de implantar prótesis valvulares (válvulas artificiales).
Sin embargo, no siempre es posible reparar la válvula mitral, por lo que, en ocasiones, se necesita recurrir a dichas prótesis. Es la denominada sustitución valvular mitral.
La sustitución valvular mitral es una técnica “a corazón abierto” que precisa, por ello, de circulación extracorpórea, sobre la cual profundizaremos en próximos artículos. Por el momento, basta con tener claro que, gracias a este tipo de circulación, podemos parar el corazón, protegiendo su circulación y la del resto del cuerpo.
¿En qué consiste la sustitución de la válvula mitral?
Para poder sustituir la válvula, una vez que se ha establecido la circulación extracorpórea, es preciso, como hemos comentado antes, parar el corazón. Una vez conseguido esto, se extirpan los velos de la válvula mitral (ver Anatomía de la válvula mitral), conservando el anillo valvular.
A continuación, se sutura a dicho anillo el anclaje de la prótesis valvular (anillo de sutura de la válvula artificial).
¿Qué es mejor, la sustitución o la reparación valvular?
Como casi todas las técnicas quirúrgicas, la respuesta cuando las comparamos no es que una sea mejor que la otra, sino que cada una tiene sus indicaciones, y lo más importante es seleccionar la más adecuada para cada paciente y para cada situación (edad, antecedentes patológicos,… o incluso datos que encontramos en la propia intervención, que nos determinan uno u otro camino).

¿Cuáles son los tipos de válvulas artificiales del corazón?
Hay dos grandes grupos de válvulas protésicas, en función del material del que están hechas: biológicas o mecánicas (metálicas). Las primeras, como su propio nombre indica, están elaboradas con tejidos orgánicos (pericardio o válvulas de origen animal), mientras que las mecánicas (metálicas) son totalmente artificiales y se componen de materiales artificiales, como el carbón pirolítico.
¿Qué válvulas son mejores, las biológicas o las mecánicas?
Aunque parezca curioso, esta pregunta es muy frecuente. Sin embargo, la respuesta no apoya uno u otro tipo de prótesis, sino que hay que tener en cuenta que, aunque no hay un tipo “mejor” que el otro, sí hay unas consideraciones que hacen que, dependiendo de factores como la edad, anatomía o patología asociada, sea mejor un tipo concreto para cada paciente.
En el próximo artículo de esta sección, analizaremos con detalle las ventajas e inconvenientes de las prótesis valvulares biológicas, comparadas con las mecánicas.