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En el artículo anterior vimos en qué consiste la fibrilación auricular y sus síntomas (“¿Qué es la fibrilación auricular? ¿Qué síntomas tiene?“). Como continuación de este tema, vamos a analizar qué tipos de esta arritmia puede haber, cuáles son los factores de riesgo para que aparezca y cómo detectarla ya que, precisamente, es esta fase, la detección, la más importante para evitar sus complicaciones.
¿Es muy frecuente la fibrilación auricular?
La incidencia (es decir, el número de nuevos casos) de este tipo alteración del ritmo cardiaco va en aumento cada año. Actualmente, ya es el trastorno del ritmo del corazón más frecuente.
Según un artículo reciente de la Sociedad Europea de Cardiología, actualmente hay unos 8 millones de personas en Europa con esta patología, cifra que irá aumentando año tras año hasta alcanzar los 15 millones en las próximas 4 décadas.
¿Cómo podemos reducir la probabilidad de presentar una fibrilación auricular?
Sin duda, el control de los factores de riesgo es la forma más eficaz de reducir el número de personas que padecerán esta arritmia.
Para ello, es fundamental eliminar el consumo de tabaco y otros estimulantes (cafeína, etc.), reducir el sedentarismo mediante una actividad física saludable, mantener un tipo de alimentación rica y variada (disminuyendo el consumo de grasas animales y aumentando el de verduras y frutas), controlar el consumo de alcohol y tratar de forma correcta las patologías que pueden contribuir a aumentar este problema, como son la hipertensión arterial y los problemas pulmonares y tiroideos.
¿Cómo detectar la fibrilación auricular?
En primer lugar, muchas veces son los propios pacientes o su entorno los que detectan una arritmia de este tipo simplemente tomando el pulso y percibiendo una ausencia de ritmo regular, unos “latidos desordenados”.
Además de esto, hay ya muchos dispositivos al alcance de la población general (smartwatch, aplicaciones de teléfonos inteligentes, etc.) que ya pueden mostrar el primer signo de alerta, detectando irregularidades en el ritmo de las pulsaciones.
Sin embargo, como es lógico, el diagnóstico real debe venir dado por un entorno profesional.
Así, una vez sospechada por el paciente (irregularidades en el pulso, síntomas descritos en el anterior artículo…) o bien durante un estudio médico, es preciso llegar al diagnóstico de confirmación de la fibrilación auricular.

Esta confirmación se realiza mediante cualquiera de las técnicas de registro de los latidos cardiacos en soporte gráfico. En función de las características de cada paciente, bastará con un sencillo electrocardiograma, o bien harán falta pruebas algo más complejas como el Holter ambulatorio o incluso un monitor cardiaco subcutáneo (para conseguir el registro del ritmo cardiaco durante un tiempo de análisis mayor).
En el siguiente artículo trataremos las complicaciones y los riesgos que supone presentar una fibrilación auricular, y cómo podemos disminuirlos en la actualidad.