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En el artículo “Bradicardia y taquicardia. ¿Qué son? “, comentábamos que una de las arritmias más importantes es la bradicardia, consistente en una velocidad de los latidos (pulsaciones, frecuencia cardiaca) inferior a la necesaria para mantener una función del corazón adecuada. Afortunadamente, dentro del arsenal terapéutico, contamos con varias formas de mitigar este problema, entre las cuales destaca el implante de los marcapasos.
El sistema eléctrico del corazón
Para comprender cómo nos ayuda un marcapasos (en inglés, pacemaker), debemos saber que el corazón dispone de un sistema de conducción eléctrica, que se inicia en la parte superior de la aurícula derecha y comunica con las otras tres cavidades del corazón.
Ese inicio del “sistema eléctrico” del corazón consiste en unas células que, de forma espontánea, generan impulsos eléctricos de forma periódica (“marcapasos natural”).
Así, cada vez que esas células marcapasos generan un estímulo eléctrico, este se difunde por todo el corazón, de forma habitualmente sincrónica, creando la contracción cardiaca fisiológica.
Sin embargo, en ocasiones hay problemas en esta función, ya sea en el origen del impulso o en su difusión. En esos casos, se suelen originar ritmos lentos (bradicardia) que podrían llegar a tener repercusiones importantes, como vimos en el citado artículo.
La solución: el marcapasos
El marcapasos es un dispositivo que genera impulsos eléctricos, estimulando la contracción cardiaca cuando esta no tiene lugar, por uno de los problemas descritos más arriba.
En general, se compone de un generador (que incluye la batería y el “miniordenador” que regula su función) y uno o varios electrodos, cuya función es llevar el impulso eléctrico a la cavidad del corazón que queremos estimular. Con el tiempo, ese generador puede necesitar un reemplazo por otro nuevo, cuando se agota la batería que contiene.

Ese aspecto, así como la revisión del buen funcionamiento del marcapasos y los ajustes de programación para optimizar su función, hacen preciso que todos los pacientes portadores de marcapasos acudan de forma periódica a revisión por su especialista.
De forma muy básica, es bueno saber que, mediante los marcapasos, podemos estimular tanto las aurículas como los ventrículos, eligiendo un tipo u otro en función de la patología de los pacientes.
Avances en los marcapasos
A lo largo de las últimas décadas, este tipo de dispositivos han ido evolucionando de forma espectacular, incorporando enormes avances, gracias a las nuevas tecnologías.
Así, las nuevas generaciones de marcapasos diagnostican las arritmias y adaptan su respuesta a las mismas de la forma más parecida a la función de un corazón sano y llegan incluso a comunicarse por Internet con los especialistas, entre otras muchas funciones, conviertiéndose en un recurso muy eficaz en el tratamiento de la insuficiencia cardiaca.