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La válvula aórtica, que se sitúa a la salida del corazón, entre el ventrículo izquierdo y la aorta, se compone habitualmente de tres finos velos que se separan por el empuje de la sangre durante la contracción de los ventrículos (sístole) para dejar pasar toda la sangre que eyecta el corazón hacia todos los órganos y tejidos del cuerpo. Por tanto, se incluye en las válvulas “tricúspides” (tres velos).
¿Qué es una válvula aórtica bicúspide?
Sin embargo, en ocasiones, por un defecto congénito (es decir, presente desde el periodo embrionario), la válvula aórtica consta solo de dos velos. En esos casos, hablamos de válvula aórtica bicúspide. Con menor frecuencia aún, puede haber otras variaciones, como válvulas aórticas de cuatro valvas (tetracúspide o cuadricúspide) o solo una (monocúspide o unicúspide).

Consecuencias de la válvula bicúspide
La mayor parte de las personas que nacen con una válvula aórtica bicúspide no tienen ninguna manifestación durante las primeras décadas de la vida. Así, aunque algunos niños pueden tener síntomas por este problema, la mayoría de las veces pasa inadvertido hasta llegar a la edad adulta.
Con el paso de los años, esta anomalía en la estructura valvular hace que los velos se vayan deteriorando antes de lo normal, siendo muy frecuente que se endurezcan y presenten fusión y engrosamiento, ocasionando un estrechamiento valvular (en ocasiones asociada a insuficiencia, generando lo que se denomina “doble lesión aórtica”, es decir estenosis y regurgitación coexistentes). De hecho, es una causa que siempre hay que investigar en los casos en los que se diagnostica una estenosis aórtica en una persona joven.
Diagnóstico y síntomas de la válvula aórtica bicúspide
Las manifestaciones de esta anomalía valvular son similares a las de la estenosis aórtica de cualquier otra causa (para revisar más información sobre la estenosis aórtica y su manejo, es aconsejable el artículo “¿Para qué sirve el TAVI? La estenosis aórtica”).
El diagnóstico suele venir dado por los resultados de la ecografía (ecocardiografía), tras la detección en la auscultación, de un soplo de estenosis aórtica.
Tratamiento de la valvulopatía aórtica por válvula bicúspide
En función de los parámetros de las pruebas complementarias (sobre todo ecocardiografía) y los síntomas, puede ser necesario un tratamiento invasivo, que puede conllevar intervención quirúrgica, ya sea reparadora o sustitutiva (prótesis valvular), que puede implantarse con cirugía abierta o mediante un catéter (TAVI)
Precauciones especiales en los pacientes con válvula aórtica bicúspide
Dado que se trata de un proceso congénito en el que hay cierta agrupación familiar, algunos estudios aconsejan la revisión de los familiares más cercanos para descartar este problema.
Por otro lado, es importante saber que, con cierta frecuencia, los pacientes con esta alteración valvular tienden a presentar un crecimiento anormal de la aorta, en su porción más inicial. Por ello, estos pacientes deben seguir controles periódicos para detectar este problema, en caso de producirse, de forma precoz.