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En los últimos artículos, hemos profundizado en los diferentes aspectos de la fibrilación auricular, desde su definición (¿Qué es la fibrilación auricular? ¿Qué síntomas tiene?) hasta sus complicaciones (Riesgos y complicaciones de la fibrilación auricular), pasando por las formas de diagnosticarla (La fibrilación auricular: incidencia, factores de riesgo y cómo diagnosticarla).
Tipos de FA
Hoy vamos a comentar los diferentes tipos de esta arritmia, analizando a continuación cómo se puede tratar o, al menos, limitar sus complicaciones o consecuencias.
En función de su duración y forma de presentarse, hay 3 tipos diferentes de fibrilación auricular: paroxística, persistente y permanente.
- Paroxística (ocasional): Se denomina así a la que dura entre algunos segundos y algunos días, y luego desaparece de forma espontánea, sin intervención alguna.
- Persistente: Es la fibrilación auricular que no desaparece por sí misma, sino que cesa si se suministra medicación o un tipo especial de descarga eléctrica (cardioversión).
- Permanente: Se incluyen en este tipo los casos en los que la fibrilación auricular no desaparece con medicación o cardioversión, sino que ya se ha estabilizado.
Diferenciar el tipo concreto de fibrilación auricular es fundamental, ya que el enfoque terapéutico, la forma de tratarla, es diferente.
Como vimos en el artículo mencionado antes, este tipo de arritmia puede conllevar una serie de complicaciones (tromboembolismo, insuficiencia cardiaca,…) por lo que es importante ofrecerle el mejor enfoque posible.
Tratamiento de la fibrilación auricular
En función del tipo de fibrilación auricular, habrá casos en los que se conseguirá eliminar la arritmia de forma completa, mientras que en otros (sobre todo si ya es una fibrilación auricular persistente) el objetivo será evitar las complicaciones de la arritmia.

Los tratamientos aplicables a la fibrilación auricular son:
Medicación
Mediante un enfoque farmacológico, se pueden emplear antiarrítmicos que reviertan la arritmia a un ritmo normal. En los casos en los que no es viable volver al ritmo normal, se emplean fármacos para evitar las complicaciones: anticoagulantes (para evitar los trombos y su posterior migración o embolia) y fármacos para controlar la velocidad del corazón (frecuencia cardiaca), para mitigar las consecuencias de la taquicardia (palpitaciones, insuficiencia cardiaca).
Cardioversión o choque eléctrico
En ocasiones, una descarga eléctrica controlada puede hacer remitir de forma completa una fibrilación auricular. Esta intervención se realiza bajo monitorización intensiva y con sedación.
Cirugía e intervencionismo cardiaco
Además de las técnicas ya mencionadas, existen otras técnicas que se basan en la creación de lesiones en la propia aurícula, que impidan la propagación del impulso eléctrico que causa la arritmia. Estas técnicas (“ablación”) se pueden de forma percutánea o mediante cirugía, dependiendo del caso.
Por último, como comentaremos más adelante, hay marcapasos que tienen la doble función de detectar el inicio de una arritmia como la fibrilación auricular y tratarla de forma precoz.
¿Cuál es el mejor tratamiento para la fibrilación auricular?
Aunque es una pregunta muy frecuente en la consulta, no hay una respuesta única para ella. Cada caso concreto tiene unas características propias, por lo que el mejor camino es individualizar cada caso, analizando las diferentes posibilidades del arsenal terapéutico, para poder ofrecer la más indicada a cada uno.